martes, 22 de septiembre de 2009

LA CASA DE "CARLOS GARDEL" EN URUGUAY







 



Esta es la imagen exhibida en la actualidad de aquella instantánea tomada en la época, donde surge la construcción del sueño de Gardel, su mansión en Uruguay.

Carlitos adquirió por título compraventa al Banco Popular del Uruguay la propiedad y posesión de un terreno de 1.800 metros cuadrados, cercano a la playa “La Mulata” del barrio residencial de Carrasco, abonando la suma de $ 8.302 en la transacción.

La escritura del Padrón 121.649 sito en la 10ª Sección Judicial de Montevideo con frente a la calle “Uno” Nº 1421, fue tramitada y autorizada el 31 de Octubre de 1933, por intervención del Escribano Público Carlos Busch Buero, habiendo el cantor estampado su firma de puño y letra ante los dos testigos requeridos por ley (Pedro Bernat y Armando Defino), manifestando claramente su nacionalidad de uruguayo, todo lo que quedó debida y legalmente registrado.

Con la obtención de los permisos de obra municipales, gestionados por su representante Ricardo Bonaplech, el chalet prontamente comenzó a edificarse, estando la construcción muy avanzada para la fecha del lamentable accidente de Carlitos. Poco tiempo después la venderían rápidamente.




¿QUIENES?


 


Los que mediante irregularidades se hicieron de los derechos sucesorios.

Tras muchos dueños la casa fue finalmente adquirida por el Gobierno Uruguayo, inaugurando allí en 1995 el “Primer Centro Nacional de Rehabilitación y Recreación”, el que brinda actualmente asistencia a 250 discapacitados de todo tipo, sexo y edad.

El hecho de transformar este lugar en un sitio asistencial para congéneres que precisan apoyo, en vez de un museo, es el mejor homenaje que se le pudo brindar al noble, generoso y solidario ser que fue Carlos Gardel.





 



Pero la imagen de antaño sugería la posibilidad de que fuera parte de una nota periodística de la época, por lo que realizada la investigación arrojó resultado positivo, el que vino acompañado de la crónica de aquel entonces con la visión real de nuestro cantor más afamado, en tiempos donde la contaminación del invento tramposo del Gardel francés no existía.

Y aquí un extracto del artículo publicado junto a la foto referida el martes 25 de Junio de 1935 por el “El Diario” de Montevideo, el día posterior a su muerte






 



“Cuando llegara el momento del retiro, cuando las “válvulas” comenzaran a fallar, “fallando y fallando”, Carlos Gardel vendría a su patria a cumplir las últimas etapas de la vida, tranquilas como siempre las deseara, luego del trajín de una existencia, nervio en constante actividad.

... Así fue que adquirió terrenos en Carrasco, disponiendo la construcción de un moderno “chalet”, su “cuartel de invierno” en el porvenir, lejano, sin ninguna duda porque hoy era suya la gloria, compañera inseparable como la fiel guitarra.

... Gardel sería de nuevo nuestro en los años del retiro, como lo fuera en sus correrías de pequeñuelo, y en sus balbucientes pasos iniciales de cantor.

... Quiso el destino quitarnos el zorzal de la garganta de oro. Su casa de Carrasco se erige entonces en expresión de recuerdo indudable.

... Montevideo conserva un recuerdo más, que lo une a su memoria del mismo modo que él quiso unirse a la capital de su patria ...

... La infelicidad sin retorno nos lo roba; ya nos lo había robado la gloria llevándolo a recorrer el mundo para mostrar las galas de la canción del Plata, la única, la que no ha de marchitarse jamás.”




¿Que más decir?




A 75 años del aclarador artículo solo agregaremos que, a la luz de la historia, no solo fue la gloria y la infelicidad lo que nos robó a nuestro uruguayo Carlos Gardel ...






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