miércoles, 22 de abril de 2009

CARLOS GARDEL - SU VERDADERA EDAD




"TV Ciudad" Producciones - Realizacion/Martín Borteiro/Uruguay





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lunes, 20 de abril de 2009

CARLOS GARDEL - CARLOS ESCAYOLA





Por Martina Iñiguez.

Hubo un hombre del que se dice que fue de todos querido, estimado en lo que valía, por su corrección, su afabilidad.

Un hombre que se adelantó a su tiempo, que amó las artes, la música.
Un hombre cuya muerte dio lugar a una intensa
demostración de duelo, en la que tomaron parte personas de todos los matices políticos y de todas las clases sociales.

Generoso, desprendido y buen amigo.
Sabemos también que animaba las reuniones tocando la guitarra, cantando y cruzaba por la vida con una sonrisa en los labios…
Un hombre superior…


En esta nota necrológica no hablan de Carlos Gardel sino de su padre...

EL CORONEL CARLOS ESCAYOLA

UN SOLDADO MERITORIO
Falleció el 27 de Abril de 1915
Honores a su alta jerarquía rendidos por el Batallón de Infantería Nº 5

El 27 de abril próximo pasado falleció en esta ciudad nuestro distinguido correligionario el Coronel don Carlos Escayola, dando lugar su sepelio a una intensa demostración de duelo, en la que tomaron parte hombres de todos los matices políticos y de todas las clases sociales, demostración que mucho más se ha acentuado al conocerse a distancia la noticia, con el envío de todos los ámbitos de la República, de la Argentina y del Brasil de cartas de pésame y telegramas de condolencia a la familia del extinto.

Y así tenía que suceder porque Carlos Escayola era de todos querido, estimado en lo que valía, por su corrección, afabilidad y por el bien que en todo tiempo hizo, aún en los momentos de lucha bravía en los campos de batalla, en que se estrangulan los sentimientos humanitarios, para dar cabida al rencor.

Y era que, si bien el coronel Escayola inició de muy joven su carrera, en épocas en que el hijo del país nacía de soldados, se educaba soldado y no tenía ni por soñación tiempo para aprender en los manuales y textos importados las prácticas más rudimentarias de la sociabilidad o del acercamiento a los progresos materiales de la nacionalidad, tenía la intuición de la vida mundana perfecta y la ambición digna y noble de ser uno de los factores de adelanto de los pueblos en la ruta ascendente hacia el perfeccionamiento de las artes y de la industria.

El coronel Escayola fue caudillo. Lo pueden decir las divisiones coloradas de Tacuarembó y Rivera, antes una sola, lo puede afirmar el glorioso partido de Rivera. Pero por su idiosincracia, no fue uno de ésos caudillos de chuza y sable, con tendencias a caprichosos levantamientos, a hacer pasar en la balanza de la justicia sus espuelas en vez de la razón culta.

Con haberse iniciado en la vida del campamento y la lucha tenaz y porfiada, que tuvo la iniciación con el desembarque del benemérito general don Venancio Flores, Escayola, más que soldado de aquella época legendaria, en que sólo primaba el valor, el estoicismo, en que surgían titanes de la guerra a cada paso, en que cada hombre de ambos bandos era un centauro, armado de afilada y mortífera lanza, en que las luchas cuerpo a cuerpo eran la cosa más natural, en que no se interponían trincheras entre los combatientes, en que se iba a la sangrienta pelea con la mirada brillante, con la frente altiva y el pecho descubierto, Escayola, repetimos, a pesar de ser de esa época, haberse agitado en los entreveros y dado ejemplo de valer a sus huestes, fue un caudillo que se adelantó a la fecha de su viril actuación, para ser de la nuestra, de la presente, en que se aúne a la valentía el amor a la ciencia, a las letras, a las artes, en que el soldado se desdobla y es tal en el campo de acción, al frente de la tropa, como hombre de salón entre las damas y erudito en las cuestiones donde se discurre de temas relacionados con el saber humano en todas sus manifestaciones.

Fue caudillo, pero no por el prurito de hacer saber que mandaba, sino por defender su ideal, el ideal que encarna la bandera roja símbolo de la democracia de los pueblos; fue caudillo, pero nunca pesó su acción como tal o como hombre sobre el erario nacional, porque ofreció su sangre y puso a contribución siempre su bolsillo, cercenando su fortuna en beneficio de la patria de la que consideraba avanzado y valiente y noble caballero a su partido.

Y así le vemos también en los momentos de paz serena, como administrador, como jefe político, llenar su misión más que como guardador del orden, como vigilante de los intereses de las personas radicadas en su jurisdicción, mostrarse como miembro del cuerpo edilicio, de la autoridad comunal, haciendo obras benéficas en el departamento de Tacuarembó y levantando un templo del arte, un teatro en San Fructuoso que lleva su propio nombre y que al decir de los que han recorrido los ámbitos de la República, es el mejor local que se construyó en la época, amplio, cómodo y sólido.

Y es que Escayola soldado, tenía también alma de artista, inclinada a todas las manifestaciones de la belleza, en cuya contemplación siempre encontraba encantos, como hallaba verdadera fruición en estrechar vínculos amistosos con todos los que como él pensaran o para vivir cultivaran el arte en escala mayor o menor.

Era un gran amigo. Nuestro lo fue y de ahí que le rindamos justo tributo a su memoria, con cuánta mayor razón cuando sabemos que fue potentado, todo lo perdió, sembró el bien y recibió ingratitudes como recompensa y no obstante ello, impertérrito cruzaba la vida con la sonrisa en los labios...

Bien que no lo hallamos extraño: quien sonrió ante la punta de las agudas lanzas y oyó impasible el silbido de las balas, bien podía reír ante la adversidad, ante la ingratitud de los hombres, porque Escayola sabía como se muere y conocía a fondo lo deleznable de los sentimientos humanos.

¡Era superior!

FÉLIX SAENZ

Gracias Sra. Martina Iñiguez por compartir con nuestra familia este extraordinario material.







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domingo, 12 de abril de 2009

EL CORONEL ESCAYOLA, PADRE DE GARDEL









Carlos Félix Escayola Medina nació en Montevideo el 23 de Octubre de 1845, hijo del español Juan Escayola y de Bonifacia Medina (hijastra del Coronel artiguista Andrés Felipe Latorre). Fue bautizado en la Parroquia Mauricia de la Villa Restauración del Cardal, siendo sus padrinos el Canciller oribista Carlos Villademoros y su esposa, la bella Elisa Maturana.



Realizados sus estudios en Queguay y Paysandú se inicia en la milicia como Guardia Nacional. Cumplida la mayoría de edad se transforma en el asistente personal de su cuñado, el Libertador Brasileño Antonio de Souza Netto, participando en la Cruzada de 1863 y en la Guerra de la Triple Alianza contra el Paraguay. Tras la muerte del General Netto en el año 1866 se radica en San Fructuoso (actual Tacuarembó), comenzando su ascenso en la vida pública con el apoyo del partido “colorado”, siendo designado en el año 1879 miembro de la Junta Económica y Administrativa.



Dos años después y con 36 de edad, es nombrado Jefe Político y de Policía Departamental por el Presidente Francisco Vidal, ampliando su poder en 1886 al ser designado “Coronel” y Comandante Militar por el Presidente Máximo Santos.



Masón reconocido, defendió las divisas “coloradas” en la Revolución “tricolor” de 1875, en las contiendas civiles de 1886 y 1897, y en la defensa de San Fructuoso cuando la Revolución “blanca” del 1904.



No obstante su nutrida historia militar, más se lo recuerda por su intensa vida amorosa, habiendo sido padre de varias decenas de hijos, entre legales y naturales. Se casó consecutivamente con las tres hijas del matrimonio compuesto por la argentina Juana Sghirla y el Cónsul italiano Juan Bautista Oliva. Clara Hipólita le dio 2 hijos, mientras que Blanca Lazara y María Lelia le dejaron 7 cada una. Cabe destacar que de los 16 hijos nacidos en el seno familiar, el primero que tuvo con María Lelia fue entregado a crianza, no siendo reconocido por sus progenitores. Este niño posteriormente sería llamado Carlos Gardel.



Entusiasta aficionado al canto y a la guitarra, plasmó su amor por el arte construyendo el “Teatro Escayola”, un centro de atracción para todo el país. Dirigió obras teatrales, formó parte de sus propias murgas, presidió el Club "Progreso", fundó el diario "El Heraldo" y estableció el cabaret más ostentoso de la época: "La Rosada".



Luego de su alejamiento de la actividad política y habiendo fundido fortunas, en el año 1908 pasa a residir a su domicilio montevideano del barrio Sur y Palermo, en la calle Yaro esquina Durazno. Fallece el 27 de Abril de 1915, a la edad de 69 años, siendo su cuerpo alojado en el sepulcro familiar en la capital, Panteón 79 del 2º Cuerpo del Cementerio Central. Con el transcurrir del tiempo sus restos se trasladarían al sepulcro tacuaremboense.



Esta imagen inédita es la reproducción fotográfica ampliada de la “Carte de Visite” del Coronel Escayola en sus años mozos. La misma fue efectuada a solicitud de su hija mayor, Clarita Escayola Oliva, años antes del fallecimiento de su padre. Su conservación ha estado a cargo de los siguientes integrantes de la familia: Clarita Escayola Oliva, Clara Netto Escayola y Jorge Vázquez Netto; actualmente es de mi propiedad. 








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sábado, 11 de abril de 2009

CARLOS GARDEL URUGUAYO, 1ª parte




"ROdelUru" Producciones - Realización/Gustavo /Uruguay




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AL ZORZALITO DE TAMBORES

El otario de tu viejo / por malandra roncador,
el lujo de ser “El Padre” / del Mudito se perdió.
Y tu madrecita piba, / de tan sumisa, vivió
vacía de tus caricias / y encanada en su dolor.

Pero toda la ternura / que te negaron los dos,
de una francesa golpeada / por la vida te llegó.
Y vos, víctima inocente / de una fule sociedad,
gambeteando mufa y barro / llegaste a ser inmortal.

Le fuiste fiel a tu pago, / -ése que te vio nacer-,
y te hiciste a Buenos aires / del derecho y del revés.
Siempre acechando la infancia / que pudo ser y no fue,
tu corazón invadían / Tacuarembó y Valle Edén.

Pero por esas razones / que hacen a un varón de ley
le hiciste gamba a tu Berta / y te mentiste francés.
El tiempo, que cura heridas / y los errores también,
hoy trata de devolverte / lo que vos supiste ser:

Criollo desde el origen, / porteño como el gotán,
más de Almagro que el Abasto, / más reo que el arrabal.
Pero tan alto y de todos / como el cielo universal
y más eterno en tu canto / que la eternidad...¡Zorzal!

Martina Iñiguez

viernes, 10 de abril de 2009

“SE PODRA EMBAUCAR

A TODO EL MUNDO

POR UN TIEMPO . . .

PERO

NO SE PUEDE

EMBAUCAR

A TODO EL MUNDO

TODO EL TIEMPO”

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Talleyrand - 1754 – 1838 - Político Francés

lunes, 6 de abril de 2009

TOMA MATE CON GARDEL


Esta foto ha dado lugar a varias hipótesis desde su publicación años atrás

Que tal año, que en tal lugar, que tal parentesco, y así sucesivamente.

Es por esta razón que, a modo de introducirlos en la imagen y como parodia jocosa, compartiremos parcialmente el resultado de un ensayo emanado de un ordenador informático, elaborado a partir de palabras sueltas, destacando que cualquier semejanza con la realidad pudiera deberse a una mera coincidencia:

“Pittaluga era Pascual, de los primeros pobladores de la Villa de San Fructuoso, fundada en 1832 en el Rincón de la Tía Ana, un campo conformado entre los arroyos Tacuarembó chico y el de la Tranquera, perteneciente a la otrora 5ª sección judicial de la Uruguaya Paysandú.

Pittaluga era Doña Clara, abuela de las hermanas Clara, Blanca y María Lelia Oliva.

Pittaluga era su hijo Giambattista Oliva, cónsul italiano.

Pittaluga era Rosa, hija de Pascual, quien fuera la modelo que utilizó su esposo, el artista italiano Giuseppe Livi en una escultura que representó a la Paz, siendo el primer monumento que tuvo la capital, inaugurado en 1867.

Pittaluga, Magariños y Mendilaharsu fueron tres de los Diputados que, conjuntamente con el hermano del Ministro de Defensa el Senador Laudelino Vázquez y otros diecisiete legisladores, apoyaron la candidatura del General Luis Eduardo Pérez. La votación fue ganada por Julio Herrera y Obes, que tras asumir la Presidencia de la República en marzo del 1890 concluyó con el Militarismo. El Coronel Escayola era cesado en el cargo de Jefe Político de Tacuarembó.

Clara Netto Escayola, descendiente de Doña Pittaluga, contraería matrimonio con Laudelino Vázquez, nieto del Ministro de la Suprema Corte de Justicia y Senador del mismo nombre referido anteriormente.

Pittaluga era el ingeniero Juan Magariños, quien se lo ve en suelo sanducero del año 33, mientras Carlos Gardel a su lado toma mate con bombilla."

Familia nuestra, les participaremos de un sentimiento:

Cuando estén en el kilómetro cero de Montevideo y, desde la Plaza de Cagancha una majestuosa “Estatua de la Libertad los contemple allá en la altura, recuerden a los Pittaluga, y en especial a nuestra Doña Clara, la bisabuela de Carlos Gardel.

... y ya que estoy hablando del tío Carlitos les dejo lo que a mi me han transmitido de chico ...


BIOGRAFIA DE CARLOS GARDEL

la de verdad


Carlos Gardel nació en el año 1884 en la Estancia “Santa Blanca” de la segunda Sección Judicial del Departamento de Tacuarembó, República Oriental del Uruguay, siendo su padre el Coronel Carlos Escayola y su madre Maria Lelia Oliva.

Sus primeros años de vida queda bajo la guarda de Doña Manuela, pasando posteriormente al cuidado de otra empleada de origen francés.

Decía una tía abuela que el siempre andaba buscando a su mamá Maria Lelia, la que lo veía “a escondidas” cada vez que Carlitos llegaba llamándola.

Pero la separación definitiva de nuestro pequeño con su “primer amor” se suscitó cuando la empleada, tras quedar embarazada del descendiente de los “33” Cipriano Romualdo, al tener que irse de apuro de Tacuarembó, acepta llevárselo consigo por plata.

Poco les importó a los hombres la opinión de Maria Lelia.
Esa noche de despedida final le entregarían a la francesa su vida y su querer.
Con el niño de la mano y el dinero en la cartera se fue para Montevideo, lo dejó al cuidado de otra francesa y partió rumbo a sus tierras a parir su propio crio.

Ante esta situación mas de un familiar de los Escayola colaboró, durante el tiempo que anduvo por el barrio Sur, en su crianza.
Así entonces comienza la escuela allá, en la calle Durazno.
Al tiempo debió irse hacia la ciudad de Buenos Aires, donde se encontraría nuevamente con la francesa.

Esta otra, tras retornar a Buenos Aires acompañada de su propio hijo, aceptó un nuevo arreglo para cuidar a Carlitos, por plata.
Pero parece que, naturalmente, al chiquito francés de 2 años le daba todo, mientras que al otro de 8, casi nada.
Faltó poco para que nuestro zorzal comenzara a fugarse una y otra vez.

Y así continúa su historia de acá para allá, de allá para acá, yendo, viniendo y volviéndose a ir.

Se hizo en la calle,

las pasó todas,

sufrió como pocos,

cantó como nadie

y cada vez canta mejor.

Fallece en 1935 tras un "accidente",

luego los mismos con más de lo mismo,

todo por plata.





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