viernes, 22 de agosto de 2014

UN DOCUMENTO AUTÉNTICO Y UN INEVITABLE GARDEL URUGUAYO





POR WALTER CELINA, publicado en CHUYNET.COM


DOS ASEVERACIONES SUSTANTIVAS


En reciente nota (“Un muchacho como tantos”) exploré a grandes zancadas la azarosa infancia y juventud de Carlos Gardel. Lo hice a partir de un documento comisarial, originado en Argentina, al que califiqué de auténtico.

En rigor, la aseveración de cierto, probado, verdadero o fiable no me pertenece. Es de fuente pericial, como se verá más adelante.
Anoté, de manera somera, que tal certeza, ponía una nota de absoluta relevancia a la añosa papelería.

¿En qué sentido? 

En el de aportar un indicio más -si fuera preciso-sobre la nacionalidad uruguaya del máximo cantante riopletense.
En efecto, ya en 1915, cuando Carlos Gardel solo poseía documentación precaria -no legal-, sostenía que su fecha de nacimiento había ocurrido el 11 de diciembre de 1887, muy distante del estampado en el acta toulousiana, correspondiente al hijo francés de Berthe Gardes (11.12.1890), cuyo nombre era Charles Romuald Gardes. 

Con el nombre de pila del hijo tacuaremboense del Cnel. Carlos Escayola y el apellido Gardes -de la adoptante de hecho-, se dio una situación muy especial que permitió suplantar a un sujeto, el francés Charles -seguramente muerto-, por uno recientemente fallecido: Carlos Gardel. Y, por tal extraña regla de tres, tomar la cuantiosa herencia del artista.
Dejé expresado, asimismo, que el legajo será exhibido en diciembre venidero en el “Museo Carlos Gardel”, en la ciudad de Tacuarembó.



DOCUMENTO IRRECUSABLE



Las autoridades del departamento norteño dispusieron, con muy correcto criterio, el examen pericial del legajo de 1915, cedido por la tenedora argentina, quien quiso se preservara y custodiara como fuente histórica.
El experto criminólogo Gonzalo Vázquez Gabor, de acreditada reputación profesional, fue comisionado para valorar los antecedentes.


Primera distinción.

El técnico hace una primera distinción del material a estudio, bajo dos categorías, a saber: 


Material dubitado y material indubitado. 

El primero es “un expediente policial con tapa y seis (6) fojas, con una ficha decadactilar adjunta, en cuya carátula luce, entre otras cosas: “República Argentina, Prontuario de Gardel Carlos, La Plata, 1915”. 

El restante, lo componen los “facsímiles de varios de los documentos oficiales que Carlos Gardel tramitó y usó en vida, descriptos a continuación, ubicando en todos ellos los siguientes elementos en común: firma, impresión dígito pulgar derecha, nacionalidad - uruguaya, y lugar de nacimiento – Tacuarembó.”

Se detallan con precisión y son 
los siguientes: 

Cédula de Identidad expedida en Bs. As., Argentina, en 1920; 1er. Libreta de Enrolamiento expedida en Bs. As., Argentina, en 1923; 2da. Libreta de Enrolamiento expedida en Bs. As., Argentina, en 1927; Pasaporte expedido por la Oficina Consular Argentina en Niza, Francia, en 1932; Cédula de Identidad como Extranjero, expedida por el Cónsul de Venezuela, en Puerto Rico, en 1935. 

A los fines criminalísticos, el analista considera “de recibo los facsímiles de los documentos originales referidos”, por su carácter de “públicos y estar emitidos por organismos oficiales”. 


Debía, por consecuencia, conocerse si el expedientillo policial de 1915, era auténtico y si de su estudio podía inferirse alguna otra conclusión.


Unidad de la pieza.


Para ello se apreció “con detalle la morfología general del conjunto, las tintas y el trazado de los textos manuscritos, las marcas de presión de escritura y el grado de deterioro del papel”, utilizándose el Video Espectro Comparador VSC 6000, marca Foster and Freeman.


Mediante el Sistema AFIS, Meta Morpho (Automated Fingerprint Identification System), de SAGEM, tuvieron lugar “los cotejos dactiloscópicos correspondientes entre la ficha decadactilar, adjunta al Prontuario de 1915, y las impresiones digitales presentes en todos los elementos indubitados.” 


Verificaciones. 

Del soporte de base indagado, surge:

“El documento dubitado constituye en su conjunto un legajo prontuarial policial, y por su aspecto físico revela mucha antigüedad. Está formado por seis hojas delgadas compuestas por capas de fibras vegetales muy desgastadas, precedidas por una portada de celulosa más gruesa, donde se encuentran sellos, huellas, firmas y textos de escritura manuscrita. 
Se comprueba la existencia de varias manchas de humedad y abundante presencia de hongos, principalmente en la carátula.”


Hago gracia de citar numerosas consideraciones sobre el estado físico del material, que ratifican la vejez del conjunto de folios. 


Impresiones decadactilares.

“La ficha decadactilar analizada tiene como formato de base una hoja de pasta de celulosa originalmente blanca, bien lisa y con un brillo satinado. 


En su cara anversa presenta la impresión de los diez dígitos de la persona prontuariada, efectuada por simple apoyo y rodamiento de sus dedos, tras un paso previo por tinta negra de tipo litográfico. 

Tal ficha también se presenta “amarillenta”, encontrando la presencia de hongos que invadieron el sector que va desde la impresión digital del índice al meñique izquierdo, y desde el anular al meñique derecho, habiendo perdido pigmentación la tinta de fichaje, presentándose grisácea. 

Efectuado el ingreso de estos diez (10) dactilogramas a la base de datos del sistema AFIS, se estableció que la impresión de uno (1) de ellos, el dígito pulgar derecho, se corresponde completamente con las huellas estampadas en todos los elementos indubitados, ubicándose los necesarios puntos característicos para establecer fehacientemente identidad dactiloscópica entre las impresiones de la persona prontuariada en 1915, con las estampadas en 1920, 1923, 1927, 1932 y 1935, minucias estas que por encontrarse igualmente situadas, ubicadas y dirigidas, resultan más que suficientes en cantidad y calidad, como para determinar de forma irrefutable que estamos ante la presencia de una única persona fichada a lo largo de los años.” 


Análisis de las firmas.

“El Prontuario presenta cuatro (4) firmas donde se lee:


“Carlos Gardel”. 

Todas ellas son legibles, tensionadas, realizadas en estilo cursivo, enlazadas, con la particularidad de que su autor ejecutó todo el desarrollo gráfico en dos movimientos escriturales, exhibiendo los ornamentos característicos de la época, como son sus rasgos de ataque y de escape. Las mismas presentan numerosas analogías que determinan que todas han sido realizadas de puño y letra por el mismo individuo, con un útil de tipo pluma, ostentando diferencia entre gruesos y perfiles, siendo trazos originales y no reproducciones efectuadas por ningún tipo de tecnología. 

Asimismo, al confrontar estas firmas con las que se ubican en los elementos indubitados, encontramos un conjunto muy amplio de similitudes que surgen exclusivamente por la presencia de una única personalidad, hallando la relación de homogeneidad necesaria que nos permite dictaminar que todas ellas fueron efectuadas por la misma persona.” 

“El Pive” de 1915 se documentó uruguayo. 

“El documento dubitado no presenta indicios de alteraciones dolosas ni signos delatores de reproducción, existiendo correspondencia entre la antigüedad del papel con la fecha de expedido, y veracidad tanto en las firmas y huellas estampadas como en la degradación de las tintas utilizadas en los sellos, la escritura y en la impresión de los dactilogramas.


Por lo expuesto y tras el cotejo con los elementos indubitados, se concluye que quien en vida se documentó oficialmente como Carlos Gardel, uruguayo, nacido en Tacuarembó, es el mismo que estampó sus huellas y sus firmas en el Prontuario de 1915, siendo este último un documento auténtico y original.” 


Firma: 

Gonzalo Vázquez Gabor - Perito Criminalista.

El ejercicio de lógica es muy sencillo. El muchacho de 1915 no era el del acta del hospital de Toulouse. Era quien respondió al nombre de Carlos Gardel. 

El que encumbró el canto sensible de nuestras tierras.-





walter.celina@outlook.com - walter.celina@adinet.com.uy 




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